Es preceptivo tratar a cada ser humano con respeto y con amor, recibiéndolo siempre con un saludo como forma de honrarlo, y especialmente, debe hacerse hincapié respecto a personas mayores y honorables. Se cuenta que Rabí Yojanán Ben Zakai, Nasí o autoridad máxima de Israel, saludaba siempre a toda persona, incluso a un gentil en el mercado. La costumbre en el pueblo de Israel es que las personas se saluden recíprocamente diciéndose "Shalom", que es uno de los nombres de HaShem. Esto se debe a que el fundamento del encuentro y la relación entre dos personas se deriva de la unidad Divina que vivifica sus almas, tal como fue dicho: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo – Yo soy HaShem" (Vaikrá-Levítico 19:18), y de ese modo se genera entre ambas personas una completitud fecunda, y la chispa Divina que anida en su interior irradia luminosidad.