Está permitido faltar a la verdad por cuestiones de recato, por vergüenza o por humildad, mas no es preceptivo hacerlo, dado que debemos llegar a esa situación únicamente en aras de preservar la paz. Por ejemplo, una persona puede faltar a la verdad respecto a su vida íntima para proteger su recato, y en aras de protegerse de la vergüenza una persona puede faltar a la verdad y ocultar que habrá de ir al hospital para recibir un tratamiento médico. De igual manera, una persona puede optar por obrar con humildad y no sacar a relucir sus vastos conocimientos o sus buenas acciones para no vanagloriarse de ellos.