El lashón hará es la transgresión habitual entre quienes solo piensan mal de sus prójimos, y pone de manifiesto la grave realidad del fenómeno del odio gratuito (sinat jinam). Dado que este odio gratuito posee el potencial de intoxicar la vida social, en muchos aspectos es equiparable a todos los pecados más graves en conjunto. Por lo tanto, es apropiado que cada persona aprenda a pensar positivamente respecto de sus semejantes y se acostumbre a no hablar mal de ellos. Quien así procede tiene el mérito de vivir una buena y prolongada vida, tal como fue dicho: "Venid, hijos, escuchadme, os enseñaré el temor a HaShem. ¿Quién es el hombre que desea la vida, y ama cada uno de sus días procurando ver en ellos el bien? Preserva tu lengua del mal y tus labios de pronunciar engaño. Aléjate del mal y haz el bien, pide la paz y persíguela" (Tehilim-Salmos 34:12-15).
Asimismo, quien escucha lashón hará y da crédito a lo que se dice se transforma en cómplice de la transgresión, por lo tanto, quien se ve en una situación en la cual escucha hablar mal de alguien, debe juzgar a la persona de quien se habla positivamente y resolver no creer lo que oye. Esto es lo más oportuno de acuerdo con la recta razón, pues quien escucha el relato desconoce la totalidad de lo ocurrido y muy a menudo resulta que a este le faltaba un detalle que cambia todo su significado. De igual manera, es posible que quien realizó la mala acción ya haya alcanzado a arrepentirse y haya retornado en teshuvá y por ende se trate ya de un ser humano diferente, por cuanto que la teshuvá tiene el poder de cambiar al ser humano para bien y quien cree el contenido del relato erra en su juicio.
Es preceptivo alejarse de personas que suelen hablar mal de los demás (baalei lashón hará) y especialmente de aquellos que saben relatar historias aparentemente inocentes, en las cuales suelen inocular el veneno de la calumnia. Quien se ve obligado por las circunstancias a escuchar la conversación de este tipo de personas debe mantenerse alerta y no dar crédito a sus narraciones malévolas.