Está prohibido hablar mal del prójimo (lashón hará), esto es, relatar cosas verdaderas a fin de afrentar a la persona. Más grave aún es el acto de difamar (motzí shem rá) que implica relatar mentiras en perjuicio de la persona. Menos grave que hablar mal del prójimo son las habladurías (rejilut), o sea, cuentos y detalles sobre la vida personal del prójimo. Si bien las habladurías no implican necesariamente hablar mal de nadie, están prohibidas por la Torá porque violan la privacidad de una persona, la cual no está interesada en que se difundan relatos o detalles de su vida personal. Sin embargo, si se trata de hechos que son por todos conocidos no estará prohibido mencionarlos, siempre y cuando esto no se haga en un contexto de burla u odio.