Es un precepto brindar ayuda a una persona que la necesita. Por ejemplo, ayudar a un vecino que desea ingresar un mueble a su casa y le cuesta cargarlo solo, o ayudar a una madre a la que le cuesta cargar una carriola o cochecito de bebé al subir las escaleras, o transportar a un vecino que hace autostop (trempist en hebreo), y nos solicita sumarse a nuestro viaje. Asimismo, quien ve a alguien detenido por un desperfecto en el automóvil – ha de ayudarlo. En este último precepto la Torá enfatiza que aunque quien requiera de la ayuda sea alguien enemistado con nosotros, igualmente resulta preceptivo ayudarle. Por ello, quien ve al burro de su enemigo colapsar por causa del peso excesivo de su carga habrá de ayudar a descargar al animal y llevar la carga (Shemot-Éxodo 23:5). Así, la Torá estableció una norma por la cual aunque exista una disputa entre dos personas, estas deben ponerle un coto a su pleito, y en caso de resultar necesario ayudar – hay que hacerlo. Por mérito de esto, al final de cuentas, el odio se desvanecerá y el amor retornará a su lugar.