Es preceptivo ser cuidadoso en el respeto a personas que pasaron crisis, desgracias o enfermedades dolorosas, tales como huérfanos, viudas, minusválidos, enfermos o familias que perdieron un hijo. A dichas personas hemos de tratarlas con la máxima sensibilidad y amistad, y hemos de ayudarlas por medio de asesoramiento, procurándoles empleo, y haciendo todo lo necesario para mejorar su situación y alegrar sus corazones. Obviamente, se debe ser sumamente cuidadosos de no aprovechar su necesidad para explotarlos, tal como fue dicho: "Al extranjero no engañarás (ni harás sufrir), ni lo oprimirás ya que extranjeros habéis sido en la tierra de Egipto. A ninguna viuda ni huérfano habréis de maltratar […] pues si clamare a Mí, habré de escuchar su clamor. Y se encenderá Mi furor y os mataré a vosotros a espada y serán vuestras mujeres viudas y vuestros hijos, huérfanos" (Shemot-Éxodo 22:20-23).