En el caso de que entren en conflicto la verdad y la paz, por ejemplo, si decir la verdad puede causar una ofensa o un conflicto, nuestros sabios indican que es mejor decir algo que no es cierto en aras de preservar la paz. Aprendimos en la Torá que HaShem cambió una palabra por otra en aras de que reine la paz. Cuando D's anunció a nuestra matriarca Sará que tendría un bebé, esta se rió diciendo: "¿Cómo habré de dar a luz tras haber perdido mi lozanía (fertilidad) y con un marido viejo?" Sin embargo, cuando HaShem le narró esta conversación a Abraham solo le mencionó que Sara dijo de sí que había llegado a una edad infértil, mas le ocultó que dijo que su marido era ya muy anciano, ya que cualquier persona puede ofenderse al escuchar que su mujer piensa que está viejo.
Si profundizamos, veremos que no hay conflicto entre el valor de la verdad y el de la paz, sino que la tensión se da entre la verdad exterior y la interior. La verdad interior es que los seres humanos desean vivir en paz los unos con los otros, ya que fueron todos creados por un solo Creador, y solamente las complejidades mundanas son aquellas que generan discusiones y pleitos entre ellos. La Torá nos ordenó preferir la verdad interior por sobre la exterior, a condición de que por medio de este cambio de una palabra por otra el compañero no se vea perjudicado. Pero si alguien sabe quién es la persona que perjudica a su compañero debe contarle la verdad para que el perjudicado pueda protegerse y salvarse.