Cuando una persona se siente agredida u ofendida por su compañero y evita reprenderlo puede desarrollar en su interior odio hacia él deseando vengarse de él o al menos encontrarseguardando rencor, por lo que la Torá nos advirtió ordenándonos: "No odies a tu hermano en tu corazón. Reprenderás a tu hermano, para que no cargues con la culpa. No te vengarás ni guardarás rencor contra los hijos de tu pueblo. Y amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy HaShem" (ídem, ídem).
¿Cómo son la venganza y el rencor que la Torá prohíbe? Reubén pidió prestado el martillo a Shim'ón y este se negó a prestárselo. Al día siguiente Shim'ón fue a pedirle a Reubén que le prestara el destornillador. Si Reubén le dijera a Shim'ón: "Dado que ayer no aceptaste prestarme el martillo no te prestaré el destornillador" - estaría transgrediendo la prohibición de 'No te vengarás'. Si le dijera: "Mira como no soy un malvado como tú, que tú no quisiste prestarme el martillo, y yo me apiado de un desgraciado como tú, te prestaré el destornillador", – estaría transgrediendo la prohibición de 'No guardarás rencor'. Dijeron nuestros sabios: ¿A qué se asemeja esto? A una persona que iba caminando, se tropezó y al caer su mano resultó lastimada. ¿Resulta lógico que la mano tome un martillo y quiebre a la pierna en venganza por la herida recibida con la caída? Así deben sentirse los hijos de Israel, como una única alma dividida en numerosos órganos, por lo que no es correcto que cuando una persona se sienta ofendida por su compañero le retribuya su inconducta incrementando así el dolor y el sufrimiento.
Entonces, ¿qué debe hacerse? Lo mejor es reprender al compañero de modo cariñoso y amistoso para evitar que se desarrolle el rencor entre ambos. Es mejor hacerlo antes de que el compañero en cuestión venga a pedir un favor, porque en ese caso la reprimenda puede resultar ofensiva. En caso de que a pesar del valor intrínseco del precepto de la reprimenda, la persona ofendida decida abstenerse de realizarla, bien porque le dé vergüenza o porque tema que esta pueda empeorar la situación – debe anular el rencor del interior de su corazón, ya que si no lo reprendió no tiene derecho a enojarse con él. Si bien está en su derecho de alejarse un poco para no verse afectado, tiene prohibido comportarse con él con hostilidad o ignorarlo. En caso de encontrarse, lo habrá de saludar, y si le pide un favor lo habrá de ayudar con buen corazón.
Por medio del cumplimiento de estos preceptos la mayor parte de los pleitos se apaciguan porque aun cuando una de las partes se hubiese conducido incorrectamente, mientras que la otra sea cuidadosa de no conducirse vengativa o rencorosamente, el conflicto no habrá de incrementarse. Quien consigue superar su instinto y evitar el odio al prójimo, la venganza y el rencor, alcanza la virtud de la humildad que le permite contemplar al mundo con una mirada positiva, alegrarse en su vida y encaminar sus energías al desarrollo de sus habilidades y la compleción de su fin último. Además, conseguirá tener más amigos y menos enemigos.