Es preceptivo para una persona participar de las alegrías de sus parientes y amigos, de sus casamientos y del de sus hijos, de las celebraciones de Bar o Bat Mitzvá, de la circuncisión o de la alegría de un nacimiento. En caso de que quienes celebran requieran de ayuda en la organización o financiamiento de la celebración es preceptivo ayudarlos. El regalo que suele darse con motivo de la celebración es una parte significativa de la participación en la alegría y cuanto más necesitado esté quien celebra, mayor habrá de ser el regalo. No menos importante, cuando una persona asiste a una alegría de su compañero deberá intentar alegrarlo tanto a él como a los demás participantes y pensará cómo decirles palabras que resulten halagüeñas que los alegren. Cuanto menos piense el invitado si fue tratado como corresponde, más podrá alegrarse y alegrar y será más honrado por las demás personas.
Asimismo, es preceptivo para una persona participar del dolor de sus parientes y amigos, tal que, si uno de ellos fallece, es su deber condolerse por la pérdida y participar del funeral rindiendo así honor a su memoria y a su familia. Quien conoce a los parientes que están sentados en shiv'á (siete días de duelo) debe visitarlos y consolarlos para que sepan que no están solos y que sus amigos y sus conocidos participan junto a ellos de su dolor (ver adelante 14:12).