Conducta decorosa (Derej Eretz) No hacer sufrir al prójimo Saludar Amabilidad al hablar Participar de la alegría y la pena del prójimo El agradecimiento No codiciar Modificar el sentido de la verdad en aras de preservar el recato, por vergüenza o por humildad Decir algo que no es cierto en aras de que reine la paz Engaño Decir la verdad El retorno (arrepentimiento) y el perdón Una disputa negativa y otra que es en aras de la verdad (leshem shamaim) Los medios de comunicación y el precepto de protestar Comunicadores sociales ¿Cuándo se permite hablar negativamente de una persona? La gravedad del lashón hará Hablar mal del prójimo, difamación y habladurías La prohibición de adular El precepto de reprochar o expresar repudio El precepto de reprender Juzgar benévolamente (Ladún le-kaf zejut) No te vengarás ni guardarás rencor Quien se siente ofendido por su compañero debe reprenderlo Incluir a personas pobres y solas en alegrías La actitud ante el converso Cuidado por el respeto hacia el huérfano, la viuda y demás personas que sufren La prohibición de ofender y avergonzar La dignidad humana Respeto por los sabios, los ancianos y los líderes públicos La prohibición de humillar a un ser humano Devolución de un objeto perdido Ofrecer nuestra ayuda La relación entre el hombre y su prójimo – el pórtico a la revelación de la Luz Divina en el mundo El respeto al ser humano que fue creado a imagen de Dios Entre Israel y las naciones La definición de la prohibición de odiar La definición del precepto de amar
- Entre el hombre y su prójimo -

Proferir malas palabras (Nibul Pé)

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Proferir malas palabras (Nibul Pé)

Una persona tiene prohibido denigrarse por medio de palabras groseras o soeces pues estas transforman el hablar vital destinado a incrementar la bendición en un hablar mórbido, semejante a un animal muerto y maloliente cuya ingestión está prohibida. En caso de que las malas palabras hayan incluido maldiciones para su compañero, se está infringiendo también la prohibición de afrentar al prójimo. Dado que es sabido que los soldados tienden a hablar groseramente, la Torá los advirtió especialmente de no hacerlo (adelante 17:20).

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