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- La fe, el pueblo y la tierra de Israel -

Prácticas idolátricas en nuestros días

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Prácticas idolátricas en nuestros días

También después que muchos se liberaron de la mayoría de las prácticas paganas y materiales, la idea de la idolatría todavía obstaculiza la reparación del mundo y su redención, ya que su aspecto central es el desvío de la fe que aspira a la completitud por la creencia en fuerzas o valores limitados, que según esta habrán de conceder al ser humano la vida buena a la que aspira.

Existen dos tipos principales de creencias idolátricas. Están quienes creen que, de obtener el dinero, honor o de satisfacer sus diferentes pasiones lograrán realmente alcanzar una buena vida. Estas personas adoran al dios del dinero, de las pasiones, el honor etc. Esta creencia pagana posee una gran fuerza ya que a corto plazo adjudica a sus creyentes satisfacción y energía para ir tras la realización de sus sueños. Sin embargo, al final, ésta siempre resulta decepcionante. Aunque estas personas logren engañarse a sí mismas durante años, como si realmente estuviesen alcanzando sus sueños, en su seno interior sabrán que todos los logros obtenidos en este mundo resultan huecos. Tal como se explica en el libro de Kohelet (Eclesiastés) que redactó el rey Shelomó, todas aquellas cosas que se consideran buenas y bellas sobre la tierra, mientras carezcan de contenido Divino, no son más que vanidad de vanidades y no pueden proveer de verdadera satisfacción.       

Una fe superior que puede brindar al ser humano un mayor significado en su vida es la creencia en los valores e ideologías que habrán de transformar al mundo en un sitio bueno y más civilizado, tal como los valores del amor, la verdad, la igualdad, el nacionalismo, la ciencia, el liberalismo y el humanismo. Al igual que la fe en ídolos, este tipo de creencias dan a sus fieles bríos y hasta les ayudan a tener éxito durante un tiempo determinado ya que los conectan con los valores verdaderos y el actuar en pos de alcanzarlos revela nuevas energías. Sin embargo, dado que son creencias de tipo idolátrico, esto es, limitadas, en el largo plazo resultan decepcionantes. Así, por ejemplo, los devotos comunistas entendían que por medio de la imposición de la igualdad económica redimirían al mundo. Para ello, lucharon contra otros valores, asesinaron a numerosas personas causando un terrible y espantoso sufrimiento a muchas naciones hasta que se dieron cuenta de los muchos pesares que su fe pagana trajo al mundo. Lo mismo ocurre en la actualidad con los devotos del liberalismo, quienes están seguros de que por medio de la imposición de su sistema y la destrucción de otros valores redimirán al mundo, y también ellos están dispuestos a ofrendar numerosos sacrificios hasta que al final, a causa de los grandes pesares que provoquen al mundo, se darán cuenta que este valor por sí solo es una fe idólatra que decepciona. 

De este modo, todos los diferentes valores son limitados, y mientras que no estén conectados a la auténtica fe de la Unicidad que los incluya a todos, pueden transformarse en ídolos incapaces de conectar al ser humano con el D's que todo lo abarca, ni llevarlo a este junto al mundo todo a su completa reparación. Esto y más, estos valores parciales bloquean el camino a la fe completa ya que ofrecen una alternativa que solamente con el correr del tiempo podrá saberse que decepciona. Es importante destacar que también la fe en un líder religioso o social, aunque se trate de una persona justa, puede transformarse en el corazón del devoto en una forma de idolatría. 

Solamente la combinación de fe en HaShem y el rechazo de toda adoración a una creencia o ideología, elevarán al ser humano a la fe completa que lo conecte con la fuente de su vida. Una fe que incluya a todos los valores que todos los seres humanos pertenecientes a todas las naciones logren descubrir, y reciba la guía de la Torá respecto de cómo combinarlos armónicamente, de modo tal que lleve a la humanidad y al mundo al mejoramiento y a la bendición.

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