Para que el ser humano pueda escoger libremente su camino, HaShem estableció que este mundo se conduzca de acuerdo con las leyes naturales, el destino (goral) y la probabilidad estadística. Estas leyes recaen sobre los justos y los malvados por igual, y se manifiestan en los diferentes genes que posee cada persona y en el entorno en el cual creció. Por ello, existen personas justas que recibieron de nacimiento genes con tendencia a la enfermedad, razón por la cual fallecen tempranamente, y existen también personas malvadas que recibieron al nacer genes sanos, motivo por el que viven apaciblemente alcanzando la longevidad. Otro tanto ocurre con las probabilidades de una persona de ser tanto rica como pobre, las cuales mayoritariamente dependen del entorno en el cual la persona se crio. De no ser así, la elección no resulta posible, ya que si quien peca recibiese de inmediato un ataque al corazón o padeciese pérdidas patrimoniales y por su parte todo aquel que cumple un precepto percibiese de inmediato ganancias económicas o cualquier otro beneficio, todos obedecerían el mandato Divino para salvarse del castigo y recibir a recompensa, y todas las virtudes especiales del ser humano creado a imagen de D's no podrían manifestarse, ya que únicamente cuando una persona escoge el bien por amor al Cielo, en aras del bien verdadero y no para recibir una recompensa inmediata, desarrolla los aspectos positivos de su personalidad y profundiza su comprensión, siendo entonces capaz de participar del perfeccionamiento del mundo y de su reparación. Por lo tanto, lo principal de la recompensa y el castigo no resulta perceptible en este mundo, habiendo algunas personas justas que padecen sufrimientos y personas malvadas que disfrutan de los deleites terrenales. De este modo, se presenta la libertad de elección ante todos los seres humanos.