La relación con las diferentes religiones Los justos entre las naciones El cristianismo y el islam La prohibición de la idolatría La interacción de los dos primeros mandamientos ¿Fueron los ídolos beneficiosos? La virtud de la fe y la tendencia a la idolatría La entrega de la Torá El amor y el temor reverencial a D's
- La fe, el pueblo y la tierra de Israel -

La prohibición de la brujería y los encantos

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La prohibición de la brujería y los encantos

Los preceptos de la fe incluyen saber que HaShem creó el mundo y las leyes naturales que lo rigen, creó al ser humano a imagen de D's para que cuide del mundo, lo desarrolle y lo perfeccione en el marco de estas. En la medida que la humanidad se apegue a la fe, a la moral y a los preceptos de D's, logrará desarrollar y perfeccionar el mundo con un éxito aún mayor. Mas si la humanidad le habrá de dar las espaldas, generará dolor y sufrimiento. Además, el Creador estableció que todo ser humano habrá de recibir recompensa o castigo en el Mundo Venidero conforme a sus elecciones, y a veces parte de estas retribuciones tanto positivas como negativas se revelan en este mundo. Sin embargo, el ser humano tiene prohibido confiar en el milagro o en diferentes fuerzas superiores, ya que su responsabilidad es prodigar el bien a sí mismo y al mundo todo por medio de su laboriosidad y su rectitud. 

Por otra parte, los idólatras no están interesados en la reparación del mundo, sino que buscan el camino fácil para satisfacer sus deseos y su codicia. Dado que desde su alma el ser humano es consciente de la existencia de fuerzas superiores, a partir de intuiciones interiores, los brujos y encantadores inventaron diferentes ritos destinados a ayudar en la obtención de riqueza, el alcance del honor y la toma de venganza contra los enemigos, y así, personas carentes de conocimiento de D's se ven tentadas a ir en tras sus promesas. En la práctica, todos estos rituales y brujerías resultan perniciosos para las personas que recurren a ellos ya que los alejan de HaShem y reducen su responsabilidad moral en el área de la corrección de sus acciones, llevándolos a la negligencia en cuanto al esfuerzo necesario que debiesen invertir en la mejora de su situación por medios naturales. Por lo tanto, la Torá ordenó al pueblo de Israel: "Pues tú vas a venir a la tierra que HaShem tu D’s te concede a ti; no aprendas a hacer como las abominaciones de las gentes aquellas.  No habrá de hallarse en ti el que hace pasar a su hijo o a su hija en el fuego; ni el que practica la adivinación, ni el agorero, ni el mago, ni el hechicero.  Ni el demonólatra, ni el que consulta a nigromante o sortílego, ni el que consulta a los muertos.  Ya que abominación ante HaShem es todo el que practica estos; y por causa de estas abominaciones, HaShem tu D’s los expulsa de ante ti. Íntegro habrás de ser con HaShem tu D’s" (Devarim-Deuteronomio 18:9-13).

La prohibición de la Torá incluye hacer encantos, realizar acciones extravagantes invocando fuerzas místicas para conocer el futuro, engañar, o realizar acciones que trasciendan lo naturalmente posible. La prohibición de la brujería implica no permitir realizar acciones extrañas para influir sobre la realidad de un modo no natural. Asimismo, se prohíbe adivinar el futuro sobre la base de diferentes cálculos o según la contemplación de la borra del café y demás. Se prohíbe también adivinar el futuro por medio del contacto con los muertos. Quienes acuden a consultar a los encantadores, a los brujos y a los adivinadores transgreden esta prohibición.

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