Cuando se incurre en el pecado de la idolatría se reduce la revelación de Divinidad a una estatua determinada o a una definición de una imagen específica, y por ende, la fe y la conciencia en todas las áreas de la vida se reducen de un modo acorde a esa percepción limitada. A consecuencia de ello, el ser humano no es capaz de trascender la realidad limitada en la que vive, con todo el mal que en ella habita, y por lo tanto no puede elevarse moralmente y actuar en aras de mejorarla. A través del enfoque pagano, los seres humanos justificaron las acciones de los gobernantes malvados que asesinaban, robaban y sometían ya que estos actuaban tal como lo hacían los dioses y bajo su tutela. Por ello, la Torá prohibió terminantemente elaborar estatuas o imágenes que describan la fe, prohibiendo también darle a D's cualquier definición intelectual, valorativa o moral, ya que toda definición potencia un valor en detrimento de los demás, y hace que la fe no exprese la infinitud de HaShem que trasciende todo límite o definición axiológica.
En la práctica, dado que toda fe pagana es limitada y reducida, resulta interpelada por todos aquellos valores que no están incluidos en esta, y las preguntas van cobrando fuerza al punto que el ser humano se ve en la necesidad de abjurar de ella. Sin embargo, dado que el hombre busca la fe, hallará un sustituto bajo la forma de otra creencia idólatra. Dado que esta también es una fe pagana, volverá a decepcionarse y nuevamente abjurará. De este modo, la humanidad oscila entre la fe idólatra y la herejía sin hallar sosiego para su alma.
Solamente por medio de la negación absoluta de todo culto pagano el ser humano puede alcanzar la fe pura en un D's único que todo lo creó, tanto a las creaturas contenidas en la naturaleza como así también a las ideas y los valores del ámbito espiritual, pero Él, trasciende toda definición. Esta es la creencia en la Unicidad. Ante una fe pura como esta no se estimulan interpelaciones que llevan a la herejía, y esta fe pura impulsa a la persona que se aferra a ella a progresar y elevarse continuamente en los caminos de HaShem. Una fe así permite al pueblo de Israel recibir la Torá y los preceptos, por medio de los cuales podrá apegarse a las sendas de D's e incrementar la vida hasta la reparación final del mundo bajo la soberanía de HaShem.