También entre los idólatras hubo personas justas y generosas que se vinculaban al aspecto positivo de sus creencias, y por ello, los sabios de Israel trataban con respeto a todo extranjero, a pesar de saber que era pagano, ya que era una persona generosa y quizás llegase algún día a ser también piadosa. Asimismo, nuestros sabios aprendieron de la buena conducta de los extranjeros, como por ejemplo el respeto a los padres de un jerarca romano que practicaba la idolatría. Obviamente que esta misma actitud aplica a quienes profesan el cristianismo y el islam. Es sabido que entre los creyentes devotos del cristianismo y el islam ha habido personas justas y piadosas, y a diferencia de estas dos religiones que por lo general niegan la posibilidad de que quien no acepta su credo pueda ser una persona especialmente buena y sostienen que no es posible que sean recompensadas en el más allá, según nuestra fe existen personas justas y piadosas en las diferentes naciones y por su intermedio todos los pueblos se elevarán gradualmente hacia la fe completa.