La misión del pueblo de Israel es traer bendición a todas las naciones y a todas las familias, tal como fue dicho a nuestro patriarca Abraham: "y serán bendecidas por tu causa todas las familias de la tierra" (Bereshit-Génesis 12:3); y a nuestro patriarca Ytzjak: "y serán bendecidas por tu descendencia todas las naciones de la tierra" (ídem 26:4), y a nuestro patriarca Ya'akov: "Y serán bendecidas por tu causa todas las familias de la tierra y por la de tu descendencia" (ídem 28:14). Por ello, en la medida que el pueblo de Israel disponga de mayores capacidades, mayor será su deber ayudar a otros pueblos, y en la medida que se trate de una nación cercana a la israelita en su concepción filosófica – esto resultará ser aún más preceptivo.
Tal como aprendimos, la mejor tzedaká es ayudar a una persona necesitada a ganarse el sustento por sí misma. Por ello, la ayuda a otras naciones debe enfocarse en la cooperación para el desarrollo de sus economías, tanto en el área de la agricultura como en la producción industrial, el sistema educativo, la salud y demás.