Así como la Torá ordenó separar de la cosecha ofrendas y diezmos, de igual manera nuestros sabios establecieron que se done un diezmo (10%) de todos los ingresos para alentar el estudio de la Torá y la práctica de tzedaká. Y aquella persona que desee cumplir generosamente (ain tová) con este mandato que separe un quinto (20%). Sin embargo, una persona no debe de separar más de un quinto para no poner en peligro su futuro. Solamente una persona muy rica está preceptuada de dar más de un quinto. El precepto de dar un diezmo del dinero aplica sobre todos los ingresos percibidos por la persona y de los que puede disponer a voluntad. Esto incluye el salario neto, ganancias por inversiones, dineros recibidos como presentes y herencias, asignaciones gubernamentales para los niños, becas para estudiantes de uso libre, etcétera. Sin embargo, un dinero que se recibe exclusivamente para un objetivo determinado está exento de diezmo. Por ejemplo, dinero que los padres dan a sus hijos para la adquisición de un inmueble, una prenda o cualquier otra cosa, o como el caso de la beca que se recibe exclusivamente para el pago de la colegiatura.
Una persona que se encuentra en una situación económica ajustada está exenta de dar el diezmo, pero quien percibe un salario razonable y entró en gastos importantes porque compró casa o similares no puede argüir que su situación económica es apremiante. Solamente personas cuya situación económica es objetivamente apretada, por ejemplo, quienes integran los últimos deciles en la distribución de los ingresos – están exentas del diezmo del dinero.