Está terminantemente prohibido prestar dinero a interés aprovechándose así de la desgracia ajena para enriquecerse a cuentas de esta. A raíz de préstamos con interés a veces las personas pierden sus casas y sus patrimonios y en el pasado remoto eran incluso vendidas en servidumbre. Esto ocurre porque en muchas ocasiones la circunstancia que lleva a la persona a pedir un préstamo se prolonga en el tiempo por lo que los intereses se acumulan, la deuda se va abultando y finalmente arruina al prestatario y a su familia. Incluso las personas que ayudan a realizar el préstamo incurren en una transgresión, entre ellos, los testigos y los garantes. Esto y más, incluso el prestatario transgrede, por lo que debe esforzarse por todos sus medios e intentar pasar la época difícil sin recurrir a préstamos con interés.