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El significado del precepto de la Sucá fue expresado en la Torá: "A fin de que tengan conocimiento vuestras generaciones, que Yo he hecho habitar a los hijos de Israel en cabañas cuando los saqué de la tierra de Egipto. Yo soy HaShem vuestro D's" (Vaikrá 23:43). Este precepto tiene tres significados: 1) Recordatorio de la salida de Egipto, tal como lo son todos los Shabat y festividades. 2) En recuerdo de las Sucot que hicieron los hijos de Israel cuando salieron de Egipto. 3) En recuerdo de las nubes de la Gloria Celestial que extendió HaShem sobre el pueblo de Israel cuando salieron de Egipto, en el período en que marcharon por el desierto. Pasemos a detallar:
La cabaña temporaria está destinada a recordar los días de nuestra penuria durante la esclavitud en Egipto, y los cuarenta años que anduvimos por el desierto, para agradecerle a HaShem que nos trajo a la tierra que mana leche y miel, que es buena y amplia, para erigir en ella buenas viviendas permanentes. Esto es así ya que sobre los hogares del pueblo de Israel acecha constantemente el gran peligro de que en virtud de la pródiga abundancia nuestros corazones se tornen arrogantes y olvidemos que la bendición proviene de HaShem, y a raíz de ello se multipliquen las transgresiones que nos conduzcan a la perdición (Devarim-Deuteronomio 8:11-20). Por lo tanto, HaShem ordenó al pueblo de Israel que justamente en la Festividad de la Recolección, antes de que llegue el invierno, que es cuando el ser humano se recluye en su hogar para protegerse del frío, el viento y la lluvia, habite una Sucá que es una vivienda temporaria y recuerde que toda la pródiga abundancia de la que disfruta proviene de la benevolencia de HaShem. De no ser así, la cómoda estancia en el hogar puede generar en la persona la falsa imagen de que las paredes y el techo de su casa pueden protegerlo de toda contrariedad. En realidad, la vida en este mundo es temporaria, y las casas más fuertes no pueden protegernos de enfermedades, desastres naturales o guerras. Aunque se tenga el mérito de vivir largamente y alcanzar una vejez apacible, los días del ser humano llegan en algún momento a su fin, y resultará claro que toda la existencia en este mundo es temporal y depende de la generosidad de HaShem. Quien no recuerda esto, vive en el engaño y tiende a pensar que cuanto más tiempo y esmero dedique a las vanidades de este mundo gozará de una vida mejor y más estable, cuando la verdad es que en la medida que se apegue a los valores eternos y a la fe, incrementará el bien y la bendición en el mundo y gozará de una vida verdadera, buena, plena de significado y colmada de alegría auténtica. A los efectos de profundizar más en estas ideas, en muchas congregaciones se suele leer en Sucot Meguilat Kohelet (el libro del Eclesiastés), en la cual aprendemos que, de no mediar la fe, todas las cosas buenas y bellas del mundo son meras vanidades.
