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Las cuatro especies y la unidad del pueblo de Israel

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Las cuatro especies y la unidad del pueblo de Israel

En la festividad de Sucot es preceptivo tomar las cuatro especies: etrog (fruto de la familia de la lima o citrón), lulav (hoja de palma), hadas (mirto) y aravá (sauce), tal como fue dicho: "y tomaréis vosotros en el primer día fruto de árbol hermoso (etrog), ramas de palmeras (lulav), ramas de árboles frondosos (hadas) y sauces del río (aravá) y os regocijaréis ante HaShem vuestro D's siete días" (Vaikrá-Levítico 23:40). Es preceptivo tomar las cuatro especies juntas, cuando el lulav está amarrado o unido a los hadasim y a las aravot en una mano al tiempo que el etrog se sostiene con la otra. Si se toman una después de la otra, a posteriori igualmente se cumplió con el deber. Esta halajá encierra una idea muy profunda. Dijeron nuestros sabios: Así como en las cuatro especies se incluyen dos que dan fruta – el etrog y el lulav (citrón y palma) y otras dos que no dan – hadas y aravá (mirto y sauce), lo mismo ocurre en el pueblo de Israel, hay eruditos estudiosos de la Torá y personas de acción. Así como en caso de faltar una de las cuatro especies no se cumple con el precepto, de igual manera en el pueblo de Israel no pueden existir estudiosos de la Torá de no mediar el quehacer de las personas de acción que les ayudan a mantenerse y a realizar la visión de la Torá, y de igual manera las personas de acción no pueden existir de no mediar el quehacer de los estudiosos de la Torá, que les confieren valor a sus realizaciones y las conectan con la vida del Mundo Venidero.

Más detalladamente, nuestros sabios explicaron que las cuatro especies aluden a cuatro tipos de personas. El etrog, que posee sabor y aroma se corresponde con las personas completas que son estudiosas de la Torá y también realizan buenas acciones, insinuando así una completitud que existirá en el futuro. Por eso, se tiene un especial cuidado en la elección de un etrog selecto y bonito, más que en la de las demás especies. 

El lulav (la hoja de palma) posee sabor mas no aroma, se corresponde con los eruditos que tienen Torá, pero en virtud de su esfuerzo dedicado al estudio no logran realizar numerosas buenas acciones. Dado que representan la sagrada Torá, su nivel es muy elevado y por ello el lulav es la más alta de las especies y es aquella que se menciona al recitar la bendición, para insinuar así la importancia de la Torá que es aquella que debe dirigirlo todo. La condición básica para el estudio de la Torá es que este se lleve a cabo en conexión a la generalidad del pueblo de Israel y en unidad, ya pesar de que la Torá contiene ideas y aspectos diferentes, todos ellos provienen de un mismo origen y vuelven a reunirse conjuntamente.  Asimismo, la forma singular del lulav alude a todo ello. Sus hojas florecen hacia dos lados opuestos, pero se reúnen en el tallo central. Posee abundantes hojas, pero estas no se separan una de la otra, sino que se superponen o apoyan y cada una le agrega a la que le sigue y todas juntas cubren el tallo central. E incluso cada una de las hojas está compuesta de dos de ellas que se unen una con la otra en el ápice (tiomet). Su forma recta expresa unidad, aludiendo a la orientación hacia un solo objetivo. En efecto, el lulav alude a la Torá, la cual incluye diferentes ideas y discusiones, pero su raíz y su objetivo es uno.

El hadas que posee buen aroma pero carece de sabor alude a las personas que no son eruditas en la Torá pero logran ser justas (tzadikim), cumplir abundantes preceptos, realizar numerosas acciones de bien para con el prójimo y poblar la tierra. Su buena influencia se expande a su alrededor como el buen aroma y por su mérito el mundo continúa existiendo. Uno de los preceptos que los mirtos insinúan es el de procrear, ya que las hojas triples expresan la multiplicidad. 

La aravá carece tanto de sabor como de aroma y alude a los judíos simples, que no tuvieron el mérito de estudiar Torá y realizar buenas acciones. Aparentemente, dado que carecen de Torá y buenas acciones su vida no tiene valor y no podrán acceder a la vida del Mundo Venidero. Por ello es preceptivo juntarla con las demás especies, para incluirlas en la bendición y por medio de ello sus habilidades ocultas se habrán de manifestar, y en virtud de ello vemos muchas veces que justamente de familias humildes y sencilla surgieron grandes e importantes estudiosos de la Torá, así como también personas que llevaron a cabo acciones y obras sumamente trascendentes. Resulta entonces que todas las especies son necesarias y solamente por medio de la unión de las distintas fuerzas el pueblo de Israel puede cumplir su misión, reparar el mundo y prodiga el bien a todas las creaturas, tal como lo ha ordenado HaShem.

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