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Las tres fiestas de la peregrinación (Shloshet HaRegalim) están vinculadas a la temporada agrícola en la que acontecen, y por ello Sucot recibe también el nombre de Jag HaAsif o Festividad de la Recolección, pues en ella se termina de recoger la cosecha de todo el año. El proceso agrícola es un reflejo del espiritual. Así como Sucot es el momento de la conclusión de la recolección de los cereales y las frutas, lo mismo ocurre en el plano espiritual, es el tiempo de la recolección de los frutos espirituales de todo el año. Resulta entonces que en gran medida Sucot es la 'gran fiesta final' de todo el año.
En Sucot llegan a su fin dos ciclos: el ciclo extenso que es el de las tres festividades de peregrinación y coincide con el de las estaciones agrícolas. Cada invierno el proceso vuelve a iniciarse por medio de la siembra y la preparación de los campos, en primavera irrumpe el florecimiento y es entonces que recibimos la festividad de Pesaj en la cual se puso de manifiesto la singularidad del pueblo de Israel. Luego, en la festividad de Shavu'ot completamos la cosecha de los cereales de la cual proviene la base de la alimentación del ser humano y entonces logramos captar la luz de la Torá. El proceso de la cosecha de las frutas se prolonga por todo el verano hasta su compleción en Sucot. Resulta entonces, que todos los frutos materiales y espirituales del año convergen o se reúnen en Sucot y por ello la alegría es especialmente intensa.
El ciclo más acortado está vinculado al proceso del retorno en arrepentimiento y la expiación que atravesamos durante los 'Días Solemnes'. Juntamente con todas las buenas acciones realizadas durante el año, naturalmente el ser humano es falible de pecar, y a los efectos de completar el año debemos retornar entre Rosh HaShaná y Kipur para limpiarnos del mal que se adhirió a nosotros. Por mérito de ello, el bien que fuimos asimilando a lo largo del año permanece en estado de pureza y por lo tanto en la Festividad de la Recolección podemos alegrarnos doblemente.
