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Las especies deben ser de un tamaño razonable, no demasiado pequeñas. Deben estar frescas, si se secaron sin que quede en ellas humedad alguna y su color se tornó blanco, no son aptas para cumplir el precepto. A los efectos de preservar la frescura de las ramas de hadas y aravá hay que conservarlas en una bolsa hermética o en agua.
Lulav: Una hoja de palma derecha es excelente, y si se curvó al grado de formar un semicírculo o si se secó por completo, no es apta. Las hojas del lulav deben estar pegadas al tallo y si comenzaron a abrirse al grado de no poder mantenerse adheridas al tallo, el lulav no es apto.
El hadas debe ser 'ramas de árboles frondosos', esto es, una rama sobre la cual crezcan triadas y se vea como una trenza, y las hojas cubran el tallo al grado de verse todo el mirto como una sola rama verde.
Aravá: Si su parte superior fue cortada la rama de sauce no es apta, pero si lo que se cortó es su hoja superior y el tallo se mantiene entero, es apta.
Etrog: Así como en todas las frutas existen diferentes variedades, lo mismo ocurre con el etrog y todas ellas son aptas para cumplir el precepto. Todos los etroguim poseen inicialmente en su punta superior una pequeña saliente llamada 'pitam', en la mayoría de los casos este se seca y cae cuando el fruto es aún muy pequeño y esos etroguim son aptos a priori. Sin embargo, en las variedades en las que el pitam permanece como parte del etrog es necesario tener cuidado que no se caiga pues ello transformaría al fruto en no apto.
Un etrog que posee una mancha muy extraña no es apto. Pero si se trata de manchas comunes de color amarillo, gris o marrón que suelen encontrarse en el fruto (bletlaj en yidish) no afectan la aptitud pues así son estos frutos naturalmente. Por lo general, este tipo de manchas son causados por el contacto con las hojas y las ramas que rayan la cáscara de la fruta, por efecto de lo cual se segrega un líquido que se endurece sobre la cáscara del etrog. También después de que el etrog es cortado, en caso de sufrir algún tipo de raspadura habrá de generar una secreción de líquido transparente que provocará posteriormente una mancha marrón que afectará la excelencia del fruto. Por ello, se tiene el recaudo de cuidar el etrog envuelto en esponja, y en caso de haber recibido algún golpe, es bueno enjuagarlo de la secreción que se generó y evitar así la aparición de una mancha.
