)
Es preceptivo deleitar el Shabat por medio de la ingestión de alimentos sabrosos y del descanso, honrar el día con vestimentas elegantes, ya que el Shabat y las festividades fueron llamados en la Torá: 'convocatorias sagradas', y su santidad se expresa a través de 'la ingestión de alimentos, bebidas y el uso de ropas limpias'. Muchas personas consideran que la santidad se revela únicamente en las cuestiones espirituales, tales como el estudio de la Torá y la oración, mientras que a su entender las necesidades corporales tales como la alimentación y el sueño, la belleza del cuerpo y su cuidado se oponen a ésta y molestan a la elevación espiritual. Por ello, en su opinión, quien desee santificarse debe flagelar su cuerpo y así liberarse de la influencia de la inclinación al mal. Y he aquí que llega el Shabat y trae la paz al mundo, y nos enseña que cuando los aspectos materiales están vinculados a la santidad se transforman en socios del precepto y la trascendencia se revela en ellos.
Nuestros sabios dijeron que quien tiene el mérito de deleitar el Shabat está a salvo de desgracias, alcanza la riqueza y HaShem colma todos los buenos deseos de su corazón. Esto es así porque la vida y la bendición dependen del vínculo entre el alma y el cuerpo. Una persona viva es aquella que su cuerpo y su alma están conectados, y al morir, estos se separan. Cuando el mundo material se encuentra vinculado al espiritual y a la fe, se vivifica y se ve bendecido desde sus raíces, pero al alejarse del ámbito espiritual y de sus valores, su vitalidad se ve reducida y se deteriora. La particularidad del Shabat radica en que posee un suplemento de santidad que se revela en el alma y en el cuerpo simultáneamente y genera una unidad entre ambos. Así, en vez de que el cuerpo bloquee la revelación de la luz y la bendición Divinas, los placeres corporales se transforman en un instrumento de manifestación del alma y de la santidad sabática, y tanto los límites como los obstáculos del mundo material son eliminados, la vida se incrementa y la bendición fluye hacia el mundo. Aparentemente, resulta sencillo deleitar al Shabat por medio de deliciosas comidas, ¿por qué entonces nuestros sabios se extendieron tanto en los halagos de quien lo hace? Lo que ocurre es que el precepto de deleitar el Shabat combina simultáneamente varios valores: el estudio de la Torá con el placer de las comidas en familia, de modo tal que partiendo de estas se intensifique el afán por el estudio y el cumplimiento de los preceptos, y tanto el estudio como el rezo profundicen el deleite de las refacciones y el descanso. Este es el quid del Shabat, que la santidad se revele en todos los elementos de la realidad de modo tal que no se perturben unos a otros, sino que se multipliquen y fortalezcan mutuamente (ver arriba inciso 6).
