La raíz de la inclinación natural al bien o al mal es una misma, y HaShem depositó en nosotros el libre albedrío para definirla en cualquiera de las dos direcciones. Cuanto mayor y más importante resulte el impulso, mayores serán las fuerzas del bien y del mal que anidan en él. El deseo existente entre un hombre y una mujer es la mayor y más importante de las pasiones. Este puede manifestarse con santidad y amor bajo la forma de la inclinación natural al bien que potencia la alegría entre el hombre y la mujer y permite que la vida se vea continuada para la siguiente generación, así como también puede adquirir la forma de impureza y corrupción, de inclinación natural al mal que destruye familias por causa de la transgresión de las relaciones prohibidas y denigra al ser humano hasta el más bajo de los niveles. En virtud de su importancia y de su gravedad, la prohibición general de las relaciones adúlteras -lo tinaf- ("No cometerás adulterio") es uno de los Diez Mandamientos.