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En caso de que una mujer comenzaba a frecuentar la compañía de algún hombre que no era su marido al grado de que este último sospechaba ser traicionado, le advertía que no lo viera a solas, pero ella igualmente se reunía en privado con él. Como consecuencia de ello, el marido temía haber sido engañado y tenía prohibido cohabitar con su mujer, al tiempo que ella por su parte negaba las acusaciones. Entonces, la Torá ordenaba que ascendiesen al Templo de Jerusalém, escribiesen en un pergamino el capítulo de la mujer descarriada, incluidos los Nombres Divinos y lo borrasen todo en un recipiente con agua, del cual la mujer sotá debía beber. Luego, la pareja tenía permitido continuar conviviendo, mas, en caso de que la mujer hubiese cometido adulterio, era castigada desde el cielo y moría. Pero en caso de no haber traicionado a su marido, vivía y su salud mejoraba. Si bien existe una grave prohibición de no borrar Nombres Divinos, D's ordenó hacerlo en aras de preservar la armonía conyugal, ya que, si es posible borrar el Nombre de D's para reconciliar a los cónyuges, cuánto más deben las personas renunciar a su orgullo y hacer todo el esfuerzo posible por recomponer su relación. Este precepto incluye el deber de que los padres del novio alaben a la novia y los de la novia al novio, y obviamente que no generen discordia entre ellos.
