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La prohibición de reunión íntima (ijud)

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La prohibición de reunión íntima (ijud)

Un hombre y una mujer no pueden reunirse a solas en un sitio apartado o cerrado, y esta prohibición aplica incluso cuando no temen que puedan incurrir en una transgresión pues no pueden asegurar que en el futuro no puedan hacerlo. Además, es menester abstenerse de actos que puedan despertar sospecha, pues, aunque las personas involucradas no incurran en una mala acción se teme que otras personas que procedan de igual forma sí lo hagan. Esta norma incluye la prohibición de reunión a solas de un hombre con dos mujeres cuando ninguna de estas es su esposa o un familiar de primer grado, o de una mujer con dos hombres cuando ninguno de estos es su marido o un familiar de primer grado. Cuando se trata de personas que no guardan las normas de recato, siempre que exista la más remota sospecha, se debe tener una actitud estricta, aunque haya en el lugar más personas.

Cuando compañeros de trabajo o colegas precisan reunirse en una habitación deben cuidar que la puerta no esté cerrada y exista la posibilidad real de que otra persona entre. En caso de que esto no resulte altamente probable, deberán cuidar de mantener la puerta abierta de modo tal que las personas que pasen por allí puedan verlos. Cuando un técnico llega a la casa para reparar algo, o en caso de una reunión de asesoramiento, se debe cuidar que la puerta se mantenga abierta o que se pueda ver desde afuera. Las cámaras que emiten en vivo resultan útiles para evitar incurrir en la prohibición de ijud.

Esta normativa no aplica para parientes de primer grado tales como padres, abuelos y hermanos. Tampoco para un marido y una mujer durante los días de nidá, ya que saben que tras unos días ella realizará la inmersión ritual y podrán unirse de un modo permitido. Sin embargo, dado que el amor entre ellos es grande, pequeños actos pueden también despertar el deseo, razón por la cual nuestros sabios establecieron limitantes para ayudarlos a cuidarse (ver arriba 9:8).

Además de la prohibición de ijud, el hombre y la mujer deben cuidar las normas del recato, esto es, no hablar de temas íntimos ni salir a comer en pareja con alguien que no es su cónyuge o cosas similares. Dos solteros no deberán hablar de temas íntimos a menos que sea con la intención de formar una familia, para que esta pasión natural se enfoque plenamente hacia el amor fidedigno y sagrado del matrimonio.

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