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Cambios halájicos en las leyes nupciales

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Cambios halájicos en las leyes nupciales

El decreto que implementó la ketuvá fue sumamente importante en los tiempos antiguos, cuando se procedía según la ley básica de la Torá. Esta permitía al hombre desposar más de una mujer, así como también divorciarse de ella sin su consentimiento. Pasaremos a explicar estas dos normas. 

La Torá insinúa que la poligamia no es deseable porque afecta al amor pleno que debe existir entre el marido y su mujer y provoca rencillas en el seno de la familia. Es por ello que en el Jardín de Edén D´s creó un hombre y una mujer y en los diferentes relatos bíblicos vemos que cada vez que un hombre desposa a más de una mujer surgen inconvenientes. Sin embargo, el permitir desposar a más de una mujer era una necesidad que admitía no ser reprobada, pues en una época en la cual obtener el sustento era tan difícil y pesado (al punto de que muchas personas fallecían jóvenes por mala nutrición y por enfermedades), el destino de las mujeres no casadas podía ser insostenible, al carecer de sustento y de protección. No en vano la Torá ordenó ayudar a la viuda, ya que había perdido su protección y su fuente de sustento. Por ello se permitía a un hombre de buena posición económica tomar a más de una mujer con la condición de que pudiera mantenerla como correspondía y alegrar a cada una de sus esposas tal como les correspondía según el precepto de oná. Sin embargo, hace ya unos dos mil años que no era aceptado entre los maestros de Israel el desposar dos mujeres. Hace unos mil años, con la mejora en la obtención del sustento y la internalización de los valores familiares en la sociedad humana, los sabios de Ashkenaz (Alemania y alrededores) liderados por Rabenu Guershom Meor HaGolá (la luminaria del exilio), decretaron que un hombre no despose a más de una mujer. Paulatinamente este decreto se fue extendiendo a otras congregaciones hasta convrtirse en una halajá obligatoria para todo el pueblo de Israel.

Otro cambio que sucedió a lo largo de las generaciones es el referido al divorcio. De acuerdo a la halajá, un hombre puede divorciarse de su mujer sin el consentimiento de ella. Tal como parece, sin este marco legal resultaba difícil convencer a los hombres a asumir los compromisos nupciales. De todas maneras, en un caso así la suma compensatoria que se anotaba en la ketuvá era de un valor elevado, ya que hacía las veces de barrera para evitar que el marido decidiera dejar sin efecto su pacto nupcial de modo irresponsable. Hace unos mil años se adoptó el decreto de Rabenu Guershom según el cual el divorcio debía contar con el acuerdo de la mujer. Desde entonces, la suma de la compensación de la ketuvá es la base de la negociación, ya que de todas maneras sin el consentimiento de la mujer no es posible divorciarse. No obstante, en casos especialmente difíciles, cuando el tribunal entiende que resulta esencial que la pareja se separe y la mujer no da su aprobación, con el consentimiento de cien rabinos el marido puede pagarle a la mujer su compensación y divorciarse de ella contra la voluntad de esta. 

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