Las primicias (bikurim) El centro espiritual La ofrenda permanente (korbán hatamid) y el incienso (ketoret) La pila y los espejos de las mujeres que se reunían en el Santuario El altar exterior – los sacrificios El altar del incienso El candelabro (menorá) La mesa Los tres utensilios que había en el Santo (Kodesh) El Santo Sanctorum (Kodesh HaKodashim)
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El Templo como fuente de inspiración

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El Templo como fuente de inspiración

Hay quienes erróneamente piensan que en la medida en que ensalzamos el carácter sagrado del Templo vaciamos al mundo de santidad. Pero en realidad, el objetivo del Templo es elevar y santificar al mundo, ya que un mundo en el cual existe un Santuario es uno en el cual los valores Divinos se revelan y se consagran. Tal como dijeron nuestros sabios, todo aquel que otorga presentes a los pobres de su campo según lo ordenado por la Torá es considerado como si hubiese construido el Templo y hubiese ofrendado sacrificios en su interior. Esto es así ya que una persona que trabaja su campo laboriosa y honradamente – atrae la santidad del Templo a su parcela y cuando deja para los pobres las espigas caídas, las olvidadas y una porción sin segar (leket shijejá y peá) (arriba 6:2) es como si erigiese un altar en su terreno y elevase ofrendas a D's.  Asimismo, todo aquel que trabaja honesta y diligentemente, tiene la intención de ayudar a las demás personas y contribuir al desarrollo de la economía y del mundo, atrae sobre su quehacer la santidad del Templo de Jerusalém. Cuando esta persona se esmera en beneficiar a los demás en mayor medida de lo que debe, es como si erigiese un altar y elevase ofrendas a D's.      

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