Sobre la mesa que se encontraba en el Kodesh, cada Shabat se colocaban doce panes que se correspondían con las doce tribus de Israel y expresaban el valor consagrado de todas las labores que el ser humano realiza para poblar el mundo e incrementar en este el bien y la bendición. Por medio del trabajo, el ser humano se transforma en socio, junto al Santo Bendito Él, en la existencia y el desarrollo del mundo. La mesa de la ofrenda del pan expresa el valor del compromiso del ser humano que trabaja y mantiene a su familia. El trabajo en la tierra de Israel posee una virtud especial al asemejarse a las labores desempeñadas en el Edén, por medio de las cuales se cumple el precepto de habitar el país (yshuv haaretz).