El altar del incienso El candelabro (menorá) La mesa Los tres utensilios que había en el Santo (Kodesh) El Santo Sanctorum (Kodesh HaKodashim)
- La fe, el pueblo y la tierra de Israel -

El altar exterior – los sacrificios

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El altar exterior – los sacrificios

Aparentemente, todos los valores Divinos ya se manifestaron en el Templo, ¿por qué entonces se nos ordenó erigir en el patio del Santuario un altar grande sobre el cual debe de arder un fuego permanente? ¡Esto es para expresar el valor de la entrega abnegada (mesirut nefesh)! Todos los valores buenos y encumbrados no pueden existir en el mundo de no mediar la disposición al sacrificio y a la abnegación. No se puede adquirir la Torá de no mediar la disposición a sacrificar horas de descanso para estudiar denodadamente. No es posible mantener el pacto matrimonial de no mediar la entrega abnegada recíproca del hombre y mujer y la disposición a realizar sacrificios personales. No es posible triunfar en el ámbito laboral de no mediar la entrega y la disposición a sacrificar a veces horas de trabajo suplementarias. De igual manera, un científico no logrará descubrir los misterios de la naturaleza de no entregarse persistentemente a sus investigaciones. Por sobre todo esto, el pueblo de Israel no podrá seguir existiendo sin soldados dispuestos a sacrificarse por la santidad del pueblo y de la tierra. Por ello, la santidad del altar, que se origina en el Kodesh HaKodashim, en el pacto entre HaShem y su pueblo, se expande a todo lugar donde los soldados de Israel montan guardia para defender a su pueblo y a su tierra.

Cuando somos meritorios, la entrega y el sacrificio se manifiestan en la entrega del diezmo de los ingresos para el estudio de Torá y el bienestar de los pobres, en la disposición a estar a la orden de familiares y amigos, día y noche, cuando estos requieren de ayuda; en el estudio concienzudo de la Torá a pesar del cansancio que nos embarga, en los entrenamientos agotadores y las guardias desgastantes en el ejército. Pero a veces, llegan horas difíciles y si deseamos mantenernos apegados a nuestros valores eternos debemos estar dispuestos a sacrificar nuestras vidas en pos de ellos. Sin el altar exterior el Templo de Jerusalém no puede existir, ni tampoco pueden hacerlo todos los valores sagrados del mundo. En la medida que el mundo se desarrolle, disminuirá la necesidad de que personas sacrifiquen sus vidas por su pueblo y por sus valores eternos. A esto se referían los sabios cuando dijeron que en el futuro todos los sacrificios serán anulados salvo el de agradecimiento (Korbán Todá) que expresa un acercamiento agradable y alegre.

La pila y los espejos de las mujeres que se reunían en el Santuario La pila y los espejos de las mujeres que se reunían en el Santuario La ofrenda permanente (korbán hatamid) y el incienso (ketoret) El centro espiritual Las primicias (bikurim) El Templo como fuente de inspiración La labor de los cohanim en el Templo como fuente de inspiración La pureza El Monte del Templo Recordatorios de la destrucción del Templo Cuando el pueblo va por los caminos de HaShem