El Templo de Jerusalém era el centro espiritual alrededor del cual se reunía el pueblo de Israel tanto durante las tres fiestas de peregrinación como en otros días, según lo desease cada persona. Uno de los preceptos que arraigó esta práctica es el del segundo diezmo o ma'aser shení. Durante cuatro de los siete años del ciclo del año sabático es preceptivo apartar cerca de un 9% de los frutos para el segundo diezmo, y estos frutos o los alimentos que eran adquiridos con el resultante de su redención o canje por dinero, eran ingeridos dentro de los muros de la ciudad de Jerusalém en estado de pureza ritual. Este era también el objetivo del precepto de la ofrenda del diezmo animal, por efecto del cual se separaba un animal de cada diez y se llevaba a Jerusalém para ser sacrificado como muestra de agradecimiento a HaShem (korbán shelamim) e ingerir de su carne en el marco de comidas preceptivas (se'udot mitzvá). De ese modo, el pueblo de Israel gozaba de tiempo de recreación espiritual en las cercanías del Templo, disfrutaban de comidas preceptivas y las personas escuchaban clases de los grandes maestros de la Torá en Jerusalém. Cuanta más bendición un individuo recibía, más tiempo podía mantener a su familia bajo la sombra de la Presencia Divina en Jerusalém y a más indigentes podía convidar con sus banquetes. Si tenía hijos que podían estudiar Torá, por medio del dinero de su diezmo, los incentivaba a quedarse en Jerusalém para que estudiasen y comiesen del segundo diezmo.