En un inicio, la intención era que el ser humano se alimentase de vegetales, pero los pecados se incrementaron y el universo todo fue destruido en el diluvio y solamente Noaj, sus hijos y quienes estaban con ellos lograron salvarse. Al salir del arca, D's les encomendó reconstruir el mundo desde los cimientos, teniendo el cuidado de observar los siete preceptos de Noaj que son la base de la moral humana. Solamente después que el sistema moral básico entre el hombre y sus semejantes se consolide el ser humano podrá continuar elevándose en sus vínculos morales con los animales. Para ello, era necesario establecer un claro límite entre el ser humano que fue creado a imagen de D's y los animales, para resaltar así la misión y la responsabilidad especiales que el primero detenta, ya que solamente la especie humana posee el rol de reparar el mundo y elevarlo. Por lo tanto, después del diluvio, a los seres humanos se les permitió ingerir carne de animales, autorización acompañada de la grave advertencia de no asesinar a ningún otro ser humano creado a imagen de D's. Si bien se permitió ingerir carne animal, la Torá nos enseña que es correcto que el ser humano refrene sus impulsos instintivos y no la coma en exceso, enseñanza que se pone de manifiesto en las numerosas prohibiciones que acompañan a este permiso y las cuales habremos de estudiar. Los sabios cabalistas agregaron que en nuestra situación actual, la ingesta de carne es valiosa ya que en virtud del pecado de Adam y Javá en el Gan Edén el mundo descendió en su nivel espiritual. Tanto el mundo mineral, como el vegetal, el animal y el humano cayeron de su nivel original y se mezcló en ellos el mal. Cuando el pueblo de Israel come carne de animales, a través del cumplimiento de las leyes de la kashrut y con la intención de fortalecerse en aras del servicio a D's, el mal que anida en la carne se desprende y es eliminado bajo la forma de residuo, al tiempo que el bien es absorbido por el cuerpo humano y le otorga energía para la realización de buenas acciones. De ese modo, por medio de la cadena alimenticia se devuelve al mundo a su nivel original. Esta reparación tiene lugar especialmente durante las comidas sabáticas, festivas y demás banquetes preceptivos, tales como los de los casamientos o las circuncisiones.
El Rav Kuk escribió que de acuerdo con nuestro nivel actual no se debe estimular a las personas a abstenerse de ingerir carne, pues la consideración por el sufrimiento de los animales puede darse a cuenta de la que merece el sufrimiento humano, ya que resulta claro que existe una diferencia enorme entre la dignidad humana y la animal, dado que el Hombre fue creado a imagen de D's, por lo que sus ideas y pensamientos son desarrollados, y cuando se le hace víctima de una injusticia, resulta mucho más afectado o dolido que un animal, y por otra parte, cuando los seres humanos se relacionan entre sí con honestidad y amor se genera entre ellos una dinámica fecunda que puede traer la redención al mundo. Por lo tanto, a los efectos de acentuar la exigencia moral implícita en "Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Vaikrá-Levítico 19:18) y en la máxima de que "Lo que te resulta odioso para ti no se lo hagas a tu compañero", la Torá nos ordenó que por el momento cedamos o posterguemos temporariamente la realización del ideal moral de no matar seres vivos para comer y nos permitió faenarlos para ese fin. Sin embargo, en el futuro, el mundo todo se elevará y también los animales se superarán y desarrollarán, por lo que su nivel moral cambiará por completo, tal como dijera el profeta: "El lobo morará con el cordero, y el leopardo se acostará junto al cabrito y andarán juntos el becerro y el leoncillo y la bestia doméstica y los conducirá un niño" (Yshaiahu-Isaías 11:6). Entonces, estará prohibido matar animales para consumir su carne y los humanos tampoco desearemos hacerlo.