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La prohibición de ingerir alimentos cocinados por un gentil aplica también cuando un no judío cocina en la casa de un judío. Solamente en el caso de una persona enferma que no puede valerse por sí misma y carece de familiares que puedan cocinar para ella se flexibiliza el criterio y se permite que el gentil que lo cuida y le ayuda también le cocine. Sin embargo, los visitantes de la persona enferma no pueden ingerir de su comida, a menos que se trate de alimentos que puedan comerse crudos, sobre los cuales no aplica la prohibición.
