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No discriminar entre hijos en la herencia

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No discriminar entre hijos en la herencia

Nuestros sabios indicaron que una persona no debe hacer diferencias entre sus hijos en el reparto de la herencia, ni siquiera en el caso de un hijo insolente y no observante. Pues, aunque un hijo no se comporte como es debido, es posible que el nieto enderece su camino. Si su padre lo discriminó, sin embargo, se teme que se aleje aún más de la tradición familiar y no eduque a sus propios hijos como corresponde. Más aún, un padre que hace diferencias entre sus hijos siembra entre ellos la discordia y destruye su familia, pues es posible que aquellos hijos que el padre desea acercar a sí en última instancia sientan hacia él un distanciamiento. El vínculo entre padres e hijos debe ser absoluto, incondicional y eterno. Si los hijos ven que el vínculo con el padre depende de sus honores o adulaciones hacia este, lo recordarán como una persona pequeña y vengativa. Lo que aplica al padre aplica también a la madre, y ella tampoco deberá hacer diferencias entre sus hijos. Dicho esto, existe un caso en el que un hijo puede ser excluido de la herencia y es cuando dicho hijo traiciona a su pueblo y a su familia asimilándose entre las naciones.

En el pasado, la herencia estaba destinada a los hijos varones porque las mujeres se incorporaban económicamente a las familias de sus maridos. En lugar de la herencia, cuando una hija se casaba, los padres le otorgaban una décima parte de su patrimonio y en tiempos difíciles incluso más. En la actualidad, las condiciones de vida económica y el estatus de las mujeres han cambiado, por lo tanto, la instrucción es redactar un testamento que reparte por partes iguales a hijos e hijas. En caso de que los padres hayan olvidado hacerlo, el tribunal rabínico convence a los hijos a que repartan entre sí la herencia a partes iguales.