Si unos padres le dicen a su hijo que transgreda uno de los preceptos de la Torá, o incluso uno de los mandatos rabínicos, este tiene prohibido hacerles caso, pues también ellos están obligados a cumplir con las leyes de D's. Por lo tanto, si los padres exigen al hijo cortar su relación con parientes o vecinos con quienes se han enemistado, está prohibido hacerles caso por tratarse de una violación del precepto "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". Cuando uno de los padres pide a su hijo o hija adultos que haga algo que no está relacionado con la vida del progenitor sino con la del hijo (por ejemplo, la elección de profesión o de pareja), si bien es deber de los hijos prestar atención a las palabras de los padres y sopesar detenidamente sus consejos, la decisión final es de los hijos, ya que se trata de sus propias vidas.