Honrar a los padres: la ayuda Dos aspectos del precepto El vínculo entre padres e hijos es un eslabón en la cadena de la eternidad
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Honrar a los padres: el temor reverencial

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Honrar a los padres: el temor reverencial

El precepto incluye dirigirse a los padres con veneración, esto es, no ocupar su silla o sofá especial, no llamarlos por su nombre de pila sino decirles 'papá' o 'mamá', respetar aquello que dicen y no discutir con ellos de la misma manera que lo harían en un grupo de pares. Ni que decir tiene que no se debe discutir con ellos de un modo que resulte ofensivo. El precepto requiere también ponerse de pie en su presencia cuando entran o salen. En caso de que los padres no hayan educado a los hijos para proceder de este modo, es una señal de que hacen caso omiso al honor debido que merecen, y por ende los hijos están exentos de conducirse así. Sin embargo, es preferible que los padres hagan saber a sus hijos en qué circunstancias es oportuno que se pongan de pie en su presencia. De todas maneras, cuando uno de los padres va a hablar con un hijo a su habitación, este debe ponerse de pie hasta que el progenitor tome asiento. De igual manera cuando el padre o la madre van a visitar la casa de un hijo casado, resulta preceptivo para este último se ponga de pie para recibirlos a su llegada, así como para que los acompañe para despedirlos cuando se van. El precepto incluye no causar dolor a los padres y cuidarse mucho de no perturbarlos mientras duermen. No obstante, cuando los padres solicitan ser despertados es preceptivo cumplir con su petición.

La prohibición de golpear a los padres es de suma gravedad. De aquel que golpeó a uno de sus progenitores delante de testigos que le advirtieron previamente, y debido a ese golpe se produjo sangrado fue dicho: "Y el que pegare a su padre o a su madre; habrá de ser muerto" (Shemot-Éxodo 21:15). Asimismo, otra gravísima prohibición es la de maldecir a uno de los padres, y sobre aquel que lo hizo delante de testigos que le advirtieron previamente fue dicho: "Y el que maldijere a su padre o a su madre, habrá de ser muerto" (ídem 21:17). Quien incurre en este pecado debe apresurarse a retornar en arrepentimiento, corregir su terrible transgresión, pedir perdón, apaciguar al progenitor afectado, y conducirse con este con gran respeto y excelencia de ahí en adelante.

Vivir en cercanía de los padres Vivir en cercanía de los padres Los límites del respeto a los padres Es preceptivo valorar a los padres y juzgarlos benevolentemente ¿Hasta qué punto hay que honrar a los padres? Padres malvados Padres divorciados Niños adoptados La actitud del converso hacia sus padres biológicos La pareja de los padres El precepto de honrar a los ancianos de la familia No discriminar entre hijos en la herencia