Una persona debe respetar a la esposa de su padre, aunque no sea su madre o al marido de su madre, aunque no sea su padre. Es muy importante ser cuidadoso en este precepto pues una inconducta hacia una de estas personas es semejante en gravedad a ofender a los propios progenitores. No es obligatorio ayudarlos en todo cuanto necesitan como si se tratase de uno de los padres, pero sí se los debe tratar con gran respeto.