La familia es una sola unidad, cuyas partes están ligadas la una con la otra por medio de una muy profunda conexión. Por ello, cuando una persona fallece, algo de sus parientes cercanos muere con él, y por ello, sus familiares en primer grado deben enlutarse. Si tienen el mérito de hacerlo de un modo que honre la memoria del fallecido y los despierte o inste a la refinación y la reparación, engarzarán su alma en la cadena de la vida y de ese modo se les agregará vida. En caso de no enlutarse como corresponde, además de no haber ayudado al difunto en la elevación de su alma, una parte de ellos mismos perecerá con él.
Sobre los siete parientes en primer grado recaen todas las leyes del duelo, y estos son: padre y madre, hermano y hermana, hijo e hija y la pareja. Los parientes que no son de primer grado, tales como nietos y sobrinos, no precisan sentarse en shiv'á, pero ellos también participan parcialmente del duelo y deben disminuir su alegría en esos días, y ayudar en todo lo que los dolientes requieran.