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La elevación del alma y el Kadish

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La elevación del alma y el Kadish

En la medida en que los hijos e hijas se esmeren en el estudio de la Torá, el cumplimiento del precepto de la tzedaká (ayuda a los necesitados) y la realización de buenas acciones a lo largo del primer año del fallecimiento de sus padres, habrán de ayudar a la elevación del alma del difunto y salvarla del juicio adverso del Guehinom. Aunque fuese sabido que el difunto era una persona justa y sin duda le corresponde la recompensa del Edén, su alma tiene deleite y elevación de las buenas acciones que sus hijos realizan en su memoria, y cuánto más aún si el fallecido no lo era.

Hijos que perdieron a uno de sus padres, durante el año del luto dicen todos los días en la sinagoga Kadish para la elevación de su alma. Si el hijo sabe oficiar el rezo y ello es del agrado de la congregación, es bueno que lo haga en los días hábiles de la semana. Se acostumbra a no recitar Kadish durante el duodécimo mes, o al menos durante una semana de dicho mes, ya que los malvados son condenados a un año en el Guehinom, y si se recita Kadish por el fallecido durante un año completo, parecería que se le considera un malvado. En el caso de una persona inicua, por ejemplo, que cometió suicidio o se convirtió a otra religión, se recita Kadish durante los doce meses.

Un chico que aún no alcanzó la edad de trece años recita igualmente Kadish. En caso de que el fallecido carezca de un hijo que lo haga, si tiene un padre, un nieto o un yerno temerosos del Cielo – uno de estos habrá de hacerlo. Cuando el fallecido carece de un familiar que pueda recitar Kadish, se deberá contratar con el dinero dejado por este a una persona temerosa del Cielo para que lo haga. Un hijo adoptado debe recitar Kadish por sus padres adoptivos. Es correcto que un converso diga Kadish por sus padres gentiles.

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