El rezo de la Amidá Preparativos previos al rezo Preservando la tradición de los patriarcas Condiciones necesarias para el rezo y para cuestiones relativas a la santidad La concentración en el rezo (kavaná) y aquellos a quienes les resulta difícil alcanzarla El precepto del rezo para las mujeres El decreto de los tres rezos La fijación de la redacción del rezo El efecto de la oración El rezo La bendición por la Torá Las bendiciones matinales El lavado de manos matinal
- Entre el hombre y su Creador -

La postura corporal durante la Amidá

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La postura corporal durante la Amidá

En dirección a Jerusalém: Quien recita la Amidá debe dirigirse hacia la tierra de Israel, hacia Jerusalém y hacia el sitio del Sagrado Templo. 

Pies juntos: Quien recita la Amidá debe hacerlo con los pies juntos, como expresión de que se presenta ante HaShem pleno de respeto y temor reverencial. Juntar los pies expresa la reunión de las fuerzas de la acción en aras de apegarse a HaShem, por otra parte, la separación de los pies descubre el aspecto material del hombre y su carrera tras las cuestiones mundanas. En caso de premura, esto es, estando de viaje o enfermo, se permite rezar sentado o acostado.

Cinco prosternaciones: En cinco lugares nuestros sabios dispusieron que nos prosternemos durante el rezo, esto es, que inclinemos nuestro torso hacia abajo. Cuatro de estas son: Al iniciar y al concluir la primera bendición, la de 'los patriarcas'; al comienzo y al final de la decimoctava bendición -'Te agradecemos' o Modim. En estos casos nos inclinamos al decir 'Baruj' o 'Bendito', ya que en esta posición nos abrimos a recibir la bendición y nos enderezamos o incorporamos al decir 'HaShem' pues por medio de la fe en D's recibimos fuerza para erguirnos y actuar en el mundo. Debemos inclinarnos hasta que nuestro rostro alcance una altura intermedia entre el corazón y la cadera. Una persona anciana o enferma a la que le resulte difícil realizar este movimiento, que incline su cabeza en la medida de sus posibilidades.  

Tres pasos: La quinta prosternación tiene lugar al concluir la Amidá, cuando nos inclinamos, y en esa postura damos tres pasos pequeños hacia atrás. En caso de no haber suficiente espacio como para retroceder, se pueden dar los tres pasos en cuestión hacia el costado o se pueden hacer hacia atrás, pero minúsculos. Una vez que se dieron los tres pasos hacia atrás, permanecemos en el lugar por uno instantes, para que no parezca que deseamos huir del rezo. 

Interrupción durante el rezo: El orante tiene prohibido interrumpir el rezo hablando, caminado o señalando por medio de gestos.  En caso de que le surja o sobrevenga una molestia importante en medio de la Amidá, puede retirarse a otro sitio o señalar a quienes le molestan que dejen de hacerlo, mas no podrá hablar.

El recitado del Shemá El recitado del Shemá Continuación de la porción del Shemá