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La plegaria es una de las principales expresiones de la fe. El ser humano no es perfecto, adolece de defectos y anhela superarlos por lo que corresponde que se dirija al Creador del mundo por medio del rezo. La imperfección del ser humano y su deseo de rezar se manifiestan en dos niveles. La mayoría de las personas sienten la necesidad de orar a HaShem cuando su rutina de vida se ve afectada. Por ejemplo, cuando sobreviene una enfermedad o una lesión, cuando los dolores se intensifican y la persona entiende que tampoco los médicos son capaces de asegurar su salud y bienestar, y solamente HaShem, de cuya mano depende toda alma viviente es capaz de sanarlo y otorgarle una vida buena y longeva. En ese momento, la persona ora desde lo más profundo de su corazón a HaShem para que lo cure, y de esa manera, cada vez que a alguien le sobreviene una desgracia, su sustento se ve afectado o sus enemigos se alzan contra él y sus amigos le dan la espalda, entiende que su buena vida pende sobre el vacío, se dirige a HaShem para que le ayude y lo salve. En efecto, es preceptivo que cada vez que una persona se encuentre ante una dificultad se dirija a HaShem por medio del rezo, y cuando el pueblo de Israel se encuentre en situaciones apremiantes, rece por la salvación nacional.
Quienes profundizan más, entienden que también la rutina diaria adolece de imperfecciones, aun cuando la salud esté en orden, el sustento resulte suficiente y la situación familiar sea buena – su vida es limitada, que aunque todo esté bien, llegará el día en que fallezcan por efecto de la vejez. Saben que tampoco cuando son jóvenes y fuertes consiguen alcanzar todas sus aspiraciones, y ni siquiera pueden alcanzar plenamente una sola de estas. En virtud de esta sensación de carencia se dirigen a HaShem, D's del cielo y la tierra, que es el único que puede redimirlos de sus defectos y en el mismo acto de dirigirse al Creador comienzan a elevarse, a redimirse y a completarse. A los efectos de expresar esto, es preceptivo que cada persona le rece a HaShem todos los días en aras de su propia reparación.
