Al recitar el Shemá aceptamos sobre nosotros el Yugo Celestial y es preceptivo hacerlo cada mañana y cada noche. Para las mujeres se trata de un precepto opcional, pero en virtud de su importancia muchas tienen el recaudo de recitar la primera porción del Shemá (tal como vimos arriba en el cap. 9), y por ello se explica en este capítulo que es común tanto a hombres como a mujeres.
En el primer versículo: "Escucha Israel, HaShem es nuestro D's, HaShem es Uno" aprendemos el fundamento de la fe israelita, fe en la unicidad, que HaShem es el Soberano de todo cuanto existe y no existe en el mundo poder alguno salvo Él. Si bien parece como si en el mundo existiesen diferentes fuerzas separadas, un solo D's las vivifica a todas y no hay otro además de Él.
Así es como corresponde meditar sobre las palabras del primer versículo: 'Escucha Israel' (Shemá Israel) – es preceptivo para el pueblo de Israel, que fue creado para revelar en el mundo la fe en la unicidad de D's, que acepte sobre sí el Yugo Celestial. HaShem (en la Torá está escrito el Tetragrámaton י-ה-ו-ה el cual es leído y pronunciado Ad-onai) – Amo de todo cuanto existe, fue, es y será. 'Nuestro D's' (Elokeinu) – significa que es poderoso, capaz y poseedor de todas las potencias y reina sobre nosotros. 'Uno' (Ejad) significa que es el único que reina sobre todo el universo, en la tierra, en el cielo y en los cuatro puntos cardinales. A los efectos de estimular esta intención meditativa se acostumbra a recitar el primer versículo en voz alta cubriendo los ojos, para no mirar nada que pudiese perjudicar la concentración.
Inmediatamente después del primer versículo nuestros sabios instituyeron que digamos: 'Bendito sea el Nombre de Su glorioso Reino por siempre', y dado que esta frase no fue dicha en la porción del Shemá en la Torá, se estableció que se la diga en voz baja. Sin embargo, dada su encumbrada importancia, se la considera una continuación de la aceptación del Yugo Celestial del primer versículo (ver arriba 2:10).