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El rezo debe incluir dos intenciones, una general, esto es, quien ora debe pensar que está ante el Rey de todos los Reyes por lo que debe colmarse de temor reverencial y de amor; y una segunda intención particular, y es la de prestar atención al significado de las palabras que pronuncia. Los seres humanos difieren uno del otro en sus características, hay quienes les resulta sencillo concentrarse y a quienes esto se les dificulta, por lo que su pensamiento salta de una cuestión a otra. Incluso hubo algunos de nuestros grandes sabios a los que les resultaba difícil concentrarse durante el rezo y contaron cómo durante la plegaria su pensamiento huía hacia temas mundanos. Por ello, también aquella persona que sueña durante la mayor parte del rezo, no habrá de desesperarse sino concentrarse en lo que queda de este. Y que no diga para sí: 'Si no logro concentrarme es mejor no rezar', ya que el mero hecho de presentarse ante D's para recitar una plegaria, expresa lo más profundo de su ser y manifiesta que es su deseo el estar conectado a HaShem y orar ante Él. Todo ser humano es evaluado según su carácter, y a veces, el mérito de quien le cuesta concentrarse, pero se esfuerza y logra seguir atentamente el recitado de algunas bendiciones es mayor que el de quien logra concentrarse fácilmente durante todo el rezo. A veces, justamente aquellas personas a las que le resulta difícil concentrarse, en momentos especiales logran elevarse a niveles superiores de intencionalidad. Se dijo en nombre del Arízal, que la intención o la concentración se asemeja a unas alas por medio de las cuales la plegaria se eleva y es aceptada. Cuando una persona reza sin intención o sin concentrarse, en el mero hecho del recitado de la plegaria, expresa su deseo de conectarse con HaShem, mas esta carece de alas para subir y queda en espera hasta que logre orar con plenitud de intención. Al hacerlo, junto a la plegaria recitada se elevarán ante HaShem todos los rezos anteriores que carecieron de intención.
