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El jametz prohibido en Pesaj es aquel elaborado a partir del leudado de la masa, y alude a la inclinación a la soberbia, que 'infla' a la persona más allá de sus dimensiones naturales. Por el contrario, la matzá alude a la cualidad de la humildad, ya que permanece en su tamaño original, tal como HaShem la creó. Cabe preguntarse: si el jametz alude a la soberbia, ¿por qué durante todo el año no es preceptivo abstenerse de su ingestión? Ocurre que existen dos tipos de soberbia, el primero cuando alguien exagera en los elogios hacia su persona y piensa que es más inteligente, fuerte y exitoso de lo que realmente es. Toda persona consciente entiende que este tipo de orgullo afecta negativamente la capacidad de juicio del ser humano y la posibilidad de manifestar sus potencias. Este tipo de altanería es nociva durante todo el año y no tiene relación con la prohibición del jametz. El segundo tipo de soberbia que sí se corresponde con la prohibición del jametz en Pesaj es la del ser humano para con su D's y su Creador. Un fundamento de la fe es saber que HaShem creó el mundo y le adjudicó una misión, y todas las raíces de todas las cosas dependen únicamente de HaShem, bendito sea. Si bien HaShem le dio al ser humano la capacidad de mejorar y desarrollar el mundo, se trata de perfeccionar sus ramificaciones, pero no las bases de las cosas.
Allí, la mano del ser humano no alcanza a tocar ya que las raíces forman parte de la creación Divina. D's creó la vida, la Torá y el mundo, HaShem creó al ser humano a Su imagen y le entregó Su Torá al pueblo de Israel. El ser humano no tiene permiso de afectar ninguno de esos dominios. Por ello, cuando la persona se para ante su Creador debe investirse de humildad, y esforzarse con todo su ser y no mezclar pensamientos humanos con los fundamentos de la Creación y la vida, que son como la prohibición del jametz en Pesaj. Así como la vacilación de la persona que piensa suicidarse resulta problemática, ya que el ser humano tiene prohibido atentar contra la vida que HaShem le dio, de igual forma quien mezcla pensamientos humanos en los fundamentos de la fe los afecta negativamente.
La festividad de Pesaj tiene como misión afianzar en nuestro seno los fundamentos de la fe, y cada vez que se trata de revelar el fundamento Divino en el mundo, este aparece de un modo milagroso, para darnos a saber que se trata de algo que trasciende la naturaleza, que es de origen Divino y no humano. Por ello la salida de Egipto se llevó a cabo en medio de señales y portentos, para que se sepa que la elección de Israel es una cuestión Divina. De igual manera, la Torá fue entregada por medio de prodigios manifiestos, en una generación que vivió milagrosamente durante cuarenta años en el deserto, para anunciar que se trata de una cuestión Divina. En otras palabras: los fundamentos de la fe los captamos mas no los inventamos. Por eso en Pesaj, la fiesta destinada a afianzar los fundamentos de la fe, se nos ordenó tener mucho cuidado de toda pizca de jametz al tiempo que se nos comandó comer matzá, alimento que alude a la humildad y a la fe. Pero durante todo el año, nos ocupamos de las ramificaciones, y a estas las debemos desarrollar y perfeccionar, y entonces el jametz resulta deseable y excelente.
