Si bien la labor de encender un fuego es una de las treinta y nueve prohibidas en Shabat, la Torá la menciona de un modo especial, tal como fue dicho: "No encenderéis fuego dondequiera que habitareis en el día de Shabat" (Shemot-Éxodo 35:3). Esto es así en virtud de que se trata de una acción que expresa la totalidad de las labores humanas, pues gracias al enorme poderío del elemento ígneo el ser humano es capaz de dominar las fuerzas naturales y reclutarlas para su servicio. La prohibición del encendido incluye todos los tipos de fuego y electricidad.
Dado que resulta necesario suministrar electricidad a lo largo y ancho del Estado de Israel durante todos los días de la semana y cualquier defecto en su abastecimiento implica un riesgo para la vida de las personas enfermas que requieren de la asistencia de aparatos eléctricos, la compañía eléctrica tiene el deber de velar por el suministro permanente en Shabat. En caso de ocurrir un desperfecto en algún sitio particular, este debe ser reparado lo antes posible para renovar el suministro eléctrico. Dado que la reparación fue realizada con autorización por estar destinada a la atención de las personas enfermas, el resto de los judíos pueden también disfrutar de su efecto, esto es, del retorno del suministro eléctrico en Shabat. Sobre la compañía eléctrica de Israel recae la responsabilidad de suministrar electricidad durante el sábado con la menor cantidad posible de violaciones a la santidad del Shabat. Pero, aunque esta empresa no sea suficientemente cuidadosa, los consumidores tienen permitido disfrutar de la electricidad ya que no tienen beneficio de profanaciones innecesarias del Shabat.