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- Entre el hombre y su prójimo -

El rescate de prisioneros

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El rescate de prisioneros

En la antigüedad un elevado porcentaje de las personas pertenecían a la clase esclava, y también judíos eran a veces vendidos en servidumbre a raíz de una guerra, el asalto de una banda armada o el impago de tributos al reino. En otras naciones era común desentenderse de los esclavos. Por ejemplo, un legionario romano que cayera prisionero perdía su estatus, su mujer se transformaba en soltera y su patrimonio era confiscado por el imperio sin que nadie intentase rescatarlo. 

Sin embargo, en el pueblo de Israel el precepto de rescatar prisioneros estaba en la cúspide de los preceptos del hombre para con su prójimo, por lo que un donativo dirigido a ese fin era considerado como la tzedaká de mayor importancia. Esto se debe a que sobre el prisionero y el esclavo recaían todas las formas posibles de pobreza, sufrían de hambre, de sed, de frío y por la humillación. Además, sus vidas corrían riesgo ya que la ley aceptada entre las naciones era que el amo podía golpear a su esclavo hasta matarlo. Por ello, nuestros sabios instruyeron que no se ahorrara esfuerzo alguno en aras de salvar prisioneros, y todo judío debía incluir en su contrato nupcial una cláusula según la cual en caso de que la mujer sea tomada prisionera su marido la habría de rescatar con todo el patrimonio que tuviera a su disposición. Este precepto se llamaba "Rescate de prisioneros" ya que el momento en el que podían salvarlo era cuando llegaba al mercado de esclavos para su venta, pero una vez que era adquirido resultaba difícil rescatarlo, pues no siempre el amo se mostraba predispuesto a hacerlo. 

De todas maneras, nuestros sabios fijaron una halajá y es la de que está prohibido pagar por el rescate de un prisionero más de su valor aceptado en el mercado de esclavos "para preservar el mundo" (mipnei tikún olám), para no incentivar al reinado o a los delincuentes a apresar prisioneros judíos. Por el mérito del deber de rescatar prisioneros junto a la prohibición de pagar por ellos un precio exorbitante, a lo largo de las generaciones el pueblo de Israel logró redimir un alto porcentaje de sus hijos que habían caído en esta desgracia.

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