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Además de proteger el derecho de propiedad y no ordenar el reparto del fruto del trabajo en partes iguales, la Torá ordena también ayudar a las personas necesitadas por medio del mecanismo de la tzedaká. Esto implica también la realización de justicia, ya que cuando una persona es exitosa y ve bendición en su esfuerzo debe recordar que la tierra y la lluvia provienen de D´s, al igual que su salud y su talento, y también el hecho de que ninguna plaga haya atacado a su cultivo es por la gracia de D´s, y asimismo el aparato judicial, el de transporte y el educativo que tanto influyen en su éxito dependen también de la gracia de D´s y de la ayuda de la sociedad. Por ello es justo y correcto que esta persona dé de la bendición recibida de HaShem a quienes no tuvieron el mérito de disfrutarla. Para ello, se establecieron numerosos preceptos que serán explicados en el próximo capítulo sobre "el sistema de la tzedaká". Sin embargo, dado que el patrimonio obtenido por medio del trabajo pertenece al individuo que lo generó, este tiene el derecho de elegir a los pobres y a las instituciones a las que habrá de ayudar. En caso de gran necesidad, cuando la tzedaká que las personas dan por sí mismas no resulta suficiente para las necesidades vitales de los pobres, los líderes de la comunidad pueden obligar a la generalidad de las personas a aportar para mantener a los más necesitados. En el estado de Israel, esta ayuda indispensable para los pobres existe gracias al pago de los impuestos.
