Además del valor del libre albedrío, la responsabilidad por los actos realizados y el derecho de propiedad, del hecho de que HaShem creó al ser humano a Su imagen se desprende también el valor de la igualdad. Dado que toda la tierra le pertenece a D´s, y prometió la tierra de Israel a los hijos de Israel, ordenó repartir equitativamente todas las parcelas entre los libertos que salieron de Egipto. En el pasado, más del 90% de las personas obtenían su sustento de la agricultura, esto es, la tierra era el principal medio de producción y su distribución equitativa generaba una base general de igualdad.
La equidad en la división de la tierra de Israel recae sobre los hijos de Israel que sufrieron la esclavitud en Egipto, por lo que a cada uno de ellos es merecedor de una porción similar en la tierra que HaShem otorgó a Su pueblo. Asimismo, la responsabilidad mutua general en lo referente al enrolamiento al ejército y al pago de impuestos recae sobre toda la nación y todos sus miembros. Cuando se trata de una herencia individual, la igualdad se aplica en el reparto entre los hijos del difunto y no con otros parientes.