Un asalariado tiene prohibido malgastar su jornada laboral en conversaciones livianas, chateo, navegar por la internet y similares sin que medie la anuencia del empleador. Si se acordó un recreo de media hora para comer, el almuerzo no habrá de extenderse, ya que quien malgasta su jornada laboral roba a su empleador que le paga el salario. Es correcto que un empleado tenga el cuidado de comer y dormir adecuadamente, ya que de estar cansado o hambriento durante su jornada laboral, estaría robando a su empleador. Esto lo aprendimos de nuestro patriarca Ya'akov, de quien la Torá se toma el trabajo de relatarnos sobre su gran honradez en el cuidado del rebaño de Labán, trabajo que llevaba a cabo con diligencia y entrega tanto en las frías noches del invierno como en los ardientes días estivales. Por mérito de ello, en el momento en que corrió peligro HaShem salvó su vida y la de su familia, ya que a ojos de D´s es una gran virtud que una persona cumpla diligentemente con sus obligaciones laborales. Además, la diligencia y la fidelidad en el trabajo son las virtudes confirmadas que llevan al bienestar económico.