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Nuestros sabios establecieron que una persona se recline o recueste cuando come matzá o bebe vino, ya que toda persona debe verse en la noche del Seder como si ella misma se hubiese liberado del yugo egipcio. El reclinarse o recostarse expresa la sensación de libertad, ya que una persona que carga con un peso suele sentarse derecho para poder levantarse de inmediato y realizar su labor. Pero quien no lleva sobre sí un yugo, puede recostar su espalda tranquila y reposadamente relajando los músculos dorsales. En el pasado, se acostumbraba a sentar en el suelo sobre almohadones y edredones, y la hasabá era una posición o postura intermedia entre el sentarse y el acostarse, en la que el cuerpo se apoya sobre las almohadas. En la actualidad, acostumbramos a sentarnos sobre sillas, la hasabá se cumple recostándonos sobre el respaldo de esta de un modo que denote libertad. Para ello, es necesario correr hacia adelante la parte inferior del cuerpo, esto es, hacia el centro de la silla. Las personas que cumplen con excelencia se recuestan sobre una silla acolchonada con apoyabrazos. Durante la hasabá debemos recostarnos levemente hacia la izquierda, para facilitar así el uso de la mano derecha que es aquella con la que acostumbramos a comer. Además, nuestros sabios temieron que nos inclinemos sobre el lado derecho y entonces el alimento ingrese a la tráquea y no al esófago produciendo asfixia.
La hasabá es obligatoria durante la ingestión de la matzá y las cuatro copas de vino. Durante el resto de la comida, a quien le resulte cómoda la hasabá - es preceptivo que coma en esa posición. Durante la ingestión del maror no nos reclinamos. Al recitar el Birkat HaMazón tampoco lo hacemos porque es preceptivo decirlo con el máximo respeto y temor reverencial. Asimismo, al recitar la Hagadá se acostumbra a no reclinarse para leerla con plena concentración y seriedad.
